domingo, 27 de julio de 2008

Prosas Cortas de 2007

Sientes que tu mayor error fue éste. Porque no soportas ser tan humillada y ni siquiera escuchar una palabra de arrepentimiento. ¿Qué importa? La vida sigue normalmente. ¿A quién le interesa? Al fin y al cabo sabías que nadie velaría por ti.
Sombra fuiste en las tinieblas, la mayor inspiración, hoy sólo mancha obscura que obnubila la pureza de tu alma. El terror era grandioso, al menos nunca se habría burlado de ti. Estabas segura que todo lo que ocurría estaba escrito.
¡Ave Muerte! Demoniaca, siempre presente.
Anhelos que fuiste capaz de destruir para entregarle tu alma a un demonio con rostro angelical.

¿Cuánto tiempo ha de pasar? Las tristezas del alma deben ser cautivas en ella, el dolor del corazón debe ser una espina, el sentimiento más noble debe ser desarraigado del corazón y el alma debe mantenerse firme ante cualquier amenaza de pureza.
¿De qué sirve el sacrificio si nunca será valorado? Nada obtiene el manso cordero, sólo sé que el odio se ha ido apoderando de mi corazón con cada puñalada. ¡Te odio con todas las fuerzas de mi alma y de mi corazón!
Amigo, no eres sino opresor, mayor tristeza eres capaz de provocar en quien te ha tendido la mano. Sólo tú puedes clavarle una estaca a quien te ha entregado su corazón. Porque te da lo mismo, porque ya no eres nada.
Yo soy el alma fruto del odio que engendraste en mí. Seré capaz de destruirte lenta y dolorosamente.
Quiero verte arrastrado ante mis pies, quiero que supliques, que implores, que te retuerzas de arrepentimiento y que mi postura superior, única, indolente haga que llores sangre.
Al fin y al cabo todos hemos de pagar nuestros errores y yo espero tú los pagues con el mayor sufrimiento de tu alma.


Silencio absoluto buscas, por ello cierras lentamente tus ojos y esperas escuchar nada.
Siempre hay algo.
Zumbidos inmortales que no cesan, ecos refulgentes cien por ciento eternos...


Estoy triste. Solamente veo cómo voy contaminándome, odiándote, aunque sé que en algún lugar de mi corazón debe quedar algo, aunque sea un pequeño sentimiento hacia ti.
Te amaba con toda mi alma, con todo mi ser, con todas mis fuerzas. Ya no sé lo que siento por ti. No sé si es odio, rencor, ira. Nunca has sido inspiración, ni el elíxir, ni nada que me mantuviera con vida.
Miento, tú... cambiaste mi vida.


No sé qué va a ser de nosotros, ni qué nos depara esta vida. Sólo sé que hoy te amo, te adoro como a nadie, como si fueras una perla preciosa, como si tu valor fuera incuantificable y excediera el infinito.


Pienso en ti, como nunca pienso en ti, en tus palabras, en tu cuerpo, en tu voz. Tu mirada profunda y brillante deseos... ansiosa de poseerme.


Debes entregar tu corazón al mío, así como el mío descansará en tus brazos fusionado con el tuyo. Tu corazón y el mío ya no existirán, ahora serán amor.
Más fuerte que cualquier deseo, más fuerte que el odio, hermano del perdón. La heridas serán más fuertes y más profundas, nuestras tristezas mayores aún.


Permìteme pensar y sentirme abandonada. Darme cuenta de que nada cambia y que todo sigue igual, hasta que el reloj se detenga y deba seguir mi camino, caminando, sólo yendo hacia el final.