viernes, 11 de julio de 2008

Debo decirte (13 de noviembre de 2005)

Como una zaeta he recibido un recuerdo, obviamente debía ser seguido de una estúpida interrogante "¿me quiso?" Pero ya no obtengo nada con hacer estas preguntas tan conocidas y prácticamente memorizadas. No cabe duda alguna, y tampoco lo he objetado, que me apreciaba, pero con ese cariño que siento yo también por mis amigos. Pero como dije al comenzar, ya es demasiado tarde, el manto del polvo y tierra cubren el libro de nuestra historia, así como el tiempo añeja los más añorados recuerdos guardados en el altillo de una antigua casa. Reconstruir aquella historia, seguramente en tres años más será como una anécdota de niñez. Aunque realmente para alguno ha sido la salvación de un corazón. ¿Pero, qué le importa al otro? Si nunca se dijo nada, esa historia fue solamente el bosquejo de lo que debió ser la amistad más increíible y contradictoria. ¡Ridículo! Dos poetas enamorados... habría sido el colmo de los colmos.
Al menos sé que tendré el más hermosos recuerdo... el de tu sola presencia, pues sólo me basta con saber que fui yo quien no te dijo adiós y la que dio a entender que todo había concluido.
Lástima que no hubiera entendido tan bien mi propio mensaje...

No hay comentarios: